Alterno la lectura de La República española y la guerra civil (1931-1939) de Gabriel Jackson con publicaciones más livianas, desengrasantes, que caen a mis manos, a veces, sin pretenderlo. Este es el caso de una revistilla menor, en tamaño innovador muy reducido para el año 1985, editada por Sarpe y titulada Vitalidad,
muy al estilo de la norteamericana Reader's Digest, en un coctel o ensalada de noticias de diversa temática relacionadas con la salud y donde, no pudiendo de ser de otro modo, tiene un apartado importante el sexo.
Y, que nos decian esta buena gente, por aquel entonces, sobre el asunto:
PARA ELLOS EL SEXO ES OTRA COSA
-¿Por qué los hombres tienen más necesidad de sexo?
No es que tengan más apetencias que las mujeres, sino una necesidad más constante, que no varía. El hombre posee una cantidad de testosterona cinco veces mayor que la de las mujeres. Por eso necesita más una "descarga" regular. A las mujeres les cuesta menos pasar por épocas de abstinencia.
-¿Por qué a los hombres se les van los ojos detrás de una mujer guapa?
Porque están programados, en favor de la conservación de la especie, a reaccionar ante las características sexuales primarias y, ante todo visibles.
-Por qué los hombres hablan tanto de sexo?
Porque la mayoría de ellos están acosados por temores y exigencias de rendimiento. Y el abismo que existe entre el supuesito "Deber" y el "Haber" real lo compensan a menudo con fanfarronerias.
- ¿Por qué los hombres cometen más infidelidades más a menudo?
También de ello tiene la culpa la testosterona. Aunque hay que tener en cuenta una cosa: todo lo fácil que es que el hombre cometa un "desliz", así de difícil le resulta también una separación definitiva. De los donjuanes infieles, un 90 por 100 se quedan en el hogar. En cambio, sólo un 37 por 100 de las mujeres infieles vuelven de nuevo con su pareja.
-¿Por qué los hombres están dispuestos más a menudo a establecer un contacto sexual?
Porque no son tam estrictos a la hora de elegir compañera. Las mujeres, aunque se trate de una mera aventura, exigen ciertas cualidades de carácter. Para los hombres, en un principio, no cuenta más que el poder de atracción.