No existe ninguna prenda en el limitado atuendo masculino, que, tenga, poderes como la corbata. Me explico. Al menos, por la aceptación y predicación generales que su uso, goza.
Para desempeñar cualquier actividad de nivel, homologada, se hace imprescindible. Por tanto, su valor va más allá de lo estético. Es código de conducta creando un status social, ella solita.
Es la condición indispensable que nos faculta pertenecer al mundo del negocio, en una especie de profilaxis de las relaciones empresariales.
Se requiere como una suerte de uniforme, a la manera que los doctores precisan su equipación para operar, pues no se puede entrar en el mundo del chalaneo/engaño sin su correspondiente aportación.
Es el salvo conducto a la comisión excesiva, a las condiciones a todas luces abusivas, al robo legalmente autorizado.
Dicho de otro modo, si cualquier tipo de transacción común se realizara en las mismas condiciones, pero sin corbata, dudaríamos, nos la haría inasumible, y, a buen seguro, no se consumaría por desconfianza de las partes.
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