En el ámbito personal y más cercano,
los cumpleaños van girando en la ruleta del tiempo,
y nos alcanzan,
inexorablemente,
y, te ves, llevando un pastel o celebrándolos,
en el papel de homenajeado o de invitado,
indistintamente,
por rotación, como un acto social más,
por rotación, como un acto social más,
hoy por ti, mañana por mí, nada crucial ni trascendente,
pues, ya digo,
que el tiempo nos iguala, por fortuna,
y nada podemos hacer, más, que seguir su inercia,
y, sumarlos, como es nuestra obligación y último objetivo.
Son muy alegres los cumpleaños. Todos, incluso los propios.
Y ante el hecho, te solidarizas con el compañero cumpleañero
y le dices, de corazón, que lo felicitas,
que le deseas cumpla muchos más,
de verdad, a pesar de todo,
la vida es nuestro más preciado tesoro
y éste es el caso.
