Lo dolorosamente sucedido con Amy es una muestra más, una evidencia, de lo mal que lo llevamos. Y aquí estamos todos incluidos; no se salva nadie. Por acción u omisión.
¿Que clase de sociedad hemos construido, entre todos, para que pueda ocurrir esto?
Para eso tantos potitos Beydile y tantos Petit Chuisse!.
¿Era, realmente, inevitable?
¿Nos lo podíamos permitir?
Son demasiados los interrogantes que me asaltan delante de una pérdida tan irreparable y gratuita.
¿Es que no hay nada que funcione ya?
¿Somos tan rematadamente obtusos e incompetentes?
¿Donde estaban los responsables, si los hay, cuando se dispararon las alarmas?
¿Es que no nos ampara ni un mínimo de solidaridad humana?
¿En que coño estamos, activamente, ocupados, para desentendernos de lo fundamental, y, más cercano? Sabe alguien, en fin, ¿hacia donde nos dirigimos?
Dios, dime, que hemos hecho, en que te hemos fallado, para merecer este castigo.
