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sábado, 6 de abril de 2024

The Norman Luboff Choir - Apasionada











La vista es la que trabaja; se come más con los ojos que con la boca; es decir, las apariencias cuentan. Y lo sabe todo el mundo. A todos nos influye la presencia. La buena. Incluso cuando vas a buscar novia, o, trabajo, de paso. Que quiero decir con tanta chorrada junta? Pues, que ya no se vende solo 
el buen paño en el arca, y ahora, todo es imagen, estilismo, retoques quirúrgicos a partir de la edad escolar, cremas reductoras y potingues.
Pero esto ya lo debía saber el bueno de Norman, 




este capitán Pescabona, que ya se hacía hacer unas portadas fetén por aquellos tiempos, sabedor de la importancia del diseño como reclamo, como palanca para incitar / excitar al consumo.

Portadas:














Bolsas, encartes, fundas que denotan un delicadisimo cuidado en envolver un material sensible y sentido, deliciosamente tratado que como los regalos excelentes empiezan con un envase / envoltorio a su altura.









sábado, 8 de octubre de 2016

La hiriente estupidez asociada a la publicidad



Es verdad que la publicidad televisiva es a veces la parte más creativa de la programación, pero, siempre conlleva un componente ineludible de estupidez, bien por exceso, mostrándonos unos guapos elitistamente odiosos, o, por defecto, considerando imbéciles a los consumidores.

Y se vale, para ello, de unos eslóganes o muletillas que en algún momento debieron causar efecto, pero que el paso del tiempo han dejado obsoletas, absurdas y, a buen seguro, contraproducentes.


Me refiero al "si no queda satisfecho le devuelven el dinero" como muestra de certeza en la bondad de lo que anuncian, compensación que podría llevarse a cabo en determinados artículos, aunque, no siempre sea fácil evaluar el grado de satisfacción ni moverse en un terreno  de apreciaciones tan delicado. Lo hemos escuchado referido a cosas, a electrodomésticos, y ha ido degenerando, tanto, su abusiva y discrecional aplicación que ha acabado en un anuncio sobre el colesterol.


Aparecen tres muchachotes, explicando que unos de ellos lo tenía disparado por encima de 200 y que gracias a este preparado ha conseguido atajarlo. Te conminan a que lo pruebes, y, si no consigues reducirlo te devuelven, naturalmente, el dinero. Ahí queda eso.