Aún, en estado sobrio, mantengo que existe, presos en una yenka mortal, una fuerza niveladora, regresiva, que nos gobierna y atenaza, restando a la natural evolución del progreso, su efectividad, y, como en un día de la marmota, o, mejor, de la lechuza, destejemos de noche lo que avanzamos de día.
Es decir, progresamos, que duda cabe, pero no le corresponde a este avance una sustancial mejora, ostensible, ni acaso "ostentórea", palpable, y, continuamos, permanentemente, estando igual de mal.
Un ejemplo, quizás sea ilustrativo. Y ya puestos, utilicemos uno a mano de cualquiera: la telefónia móvil o celular.
Aparatos sofisticados pueblan nuestro día a día, inundando nuestra existencia, con multitud de complejas aplicaciones y utilidades, muy por delante de las necesidades del usuario común denominador. Pero a la vez que contamos con esa ventaja, se genera --y es ahí a adonde iba-- lo que antes se llamaba la rebaja del tío Paco.
Tu agarra un aparatejo y trata de llamar a alguna Empresa. Lo primero es que te atiende una cinta que te advierte que des lo mejor de ti, pues te están grabando. Luego si quieres ser atendido en cristiano que marques 1; si deseas hablar con ventas tienes que tocar 2; si tu asunto se relaciona con proveedores, tu número es el 3; contando que tu solicitud escape a las ofertas anteriores debes apretar el 4; sabiéndote conocedor de la extensión a la que te diriges debes contactarla tu mismo; existiendo muchas más opciones de redirigir tu llamada, y, finalmente, para cualquier otra consulta, espere.....y ahí, te han dao, ahí te quedas.
Es verdad siempre esperas, sino puedes entrar en un laberinto de números que acaban en una colgada categórica.
ResponderEliminarMe gustaría añadir que hay el caso que la empresa te llama y un robot dice:...espere un momento...
Ahi también les puedes colgar. Es mi consejo.