domingo, 25 de septiembre de 2016

El video mató a la estrella de la radio, y, el disc jockey, directamente, a la Orquesta



Sorprende ver a una sociedad concienciada sobre el uso pernicioso de las bolsas de plástico, y, esa misma masa tan sueca, noruega, europea, ajena por completo a la lenta y agónica desaparición de las tradicionales y queridas musicales Orquestas.

Del mismo modo que el menguante flujo de abejas es la prueba del nueve de nuestro mundo cada vez más contaminado, la extinción de las orquestas y toda la forma de diversión que representaban, es el signo inequívoco de una sociedad enferma o desencaminada.





La Japanese

El disc jockey, la música envasada, el playback, han ido poco a poco erosionando como la gota china la figura bullanguera de esas formaciones que alegraban, no ha tanto tiempo, de forma sana y amigable, las tardes de los sábados y domingos en los más recónditos lugares del País.

Eran los portadores de los éxitos, los embajadores de la actualidad, y, obraban el milagro, en vivo y en directo, de animar con dos boleros y tres cha cha cha al paisanaje. Eran, sin duda, la mejor forma de combatir el "spleen" y la depresión.

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