Hay que ver lo mal preparados y perdidos que van como consumidores, y, con que deficiencia desempeñan su papel. Todo el mundo, en esa condición, se pone de acuerdo para solicitarte aquello que ya no queda, no se fabrica más, o, simplemente no existe.
Trasladado a nuestro negocio, esa inconcreción se agrava pues el catalogo de solicitudes en nuestro ramo es inabarcable.
Pues no se imaginan lo fácil que le resulta al común de los humanos perder cosas, enseres, objetos, personas. O incumplir compromisos, acuerdos, pactos, alianzas, fidelidades. Y es ahí donde aparecemos nosotros, llegando adonde ni mutuas ni seguros, te cubren:
Ful Services. Con anagrama y todo.
Las presentaciones obligadas, la acostumbrada introducción sobre nuestra eficiencia y trayectoria, las cuatro preguntas clásicas para situar la gestión (medio por el que nos conoce, si viene recomendado, si ha sido cliente o perjudicado) y dar paso al relato del motivo de su visita.
Por eso cuando me solicitó que, si eramos tan buenos como anunciaba, le encontrara en medio del despiporre general "un palmo limpio" se confirmó mi temor.
Evité responderle que se trata de un concepto, y, por las buenas intenté sacármelo de encima, pues sin duda nos visitaba el cliente filosofo, el más odioso, o, ya estábamos, otra vez, en el día de los inocentes.
Fulgen.
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