Tito Puente debería ser el rey del timbal, el del mambo, de El Barrio, de su casa, y, finalmente el de las re-ediciones. Amparándose en una extensa discografía por culpa de una larguísima y fecunda carrera, la publicación de sus trabajos van que vuelan. Sobretodo los primeros. Pero sin glamour. Editados sin respeto, sin cariño, convirtiéndolos en un producto vulgar, masificados para una minoría, de consumo, cuando no los compra nadie.
Su obra está tan fragmentada y aparece repetida/repartida por todas partes sin unas lineas que la aclaren, ni ordenen sin especificar su procedencia. Cierto es, que viniendo desde tan lejos, bien están en que se conserven.
El forofo, el fan, precisa saber que se desayunó su ídolo aquel día; necesita notar/sentir, en una conexión metaquímica, a través de la información relativa al momento, la sensación de haber estado allí.
No vale, como reducto de la última heterogeneidad, agrupar grabaciones con diferente grado de cocción.
El forofo, el fan, precisa saber que se desayunó su ídolo aquel día; necesita notar/sentir, en una conexión metaquímica, a través de la información relativa al momento, la sensación de haber estado allí.
No vale, como reducto de la última heterogeneidad, agrupar grabaciones con diferente grado de cocción.
Acompaño esta caratula como prueba del trabajo realizado por Joe Conzo de las grabaciones de TICO Records que son una verdadera joya.
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