Se llega a BM como al sexo, como al amor: accidentalmente. Tu no te levantas, y, dices, para tus adentros, hoy, me voy a enamorar de Lupita como tampoco coges, agarras y te planteas, de golpe y porrazo, pintar trompetistas negros. Descubrir a BM.
Se accede en un proceso de acercamiento lento, madurado, ajeno a tu voluntad.
En una búsqueda sin buscar, precisamente, nada, en esas inter-relaciones que el jazz teje con la multitud de sus afluentes.
Me llevó a su musica maravillosa Chick Corea en su etapa de formación que tan buenos trabajos nos ha legado. Con Getz, Mann, Pike, Santamaría, Stitt, Hampton, Mitchell y algunos más.
Es cierto que el puesto de trompetista está cubierto con Davis de titular y Byrd de reserva, pero no está nada mal reforzar el banquillo con BM.
Se hace necesario una legión de servidores de la causa que domingos y festivos visiten nuestros hogares anunciando la existencia de Blue Mitchell y como prueba, su música.
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