Dibujo: ©Kuto
Estaba dispuesto a comentar un video con un abucheo grabado, y, la natural najada, pies en polvorosa, o, salida con la guitarra entre las piernas, de nuestro admirado João Gilberto, y, mientras buscaba la foto para encabezar el asunto, me encuentro, oh! casualidad, con la sorprendente noticia de que es reincidente:
Bien esto no le sirve de eximente, todo lo contrario, le penaliza en mayor grado.
Este es mi comentario en YouTube:
Desconozco las circunstancias que originaron esta desagradable situación pero ya de entrada tengo que reconocer la falta de cintura, los pocos reflejos o lo que es peor, la tolerancia (el ya me está bien) de JG para no reconducir esta tensión. Esto no le hubiera pasado nunca a Jobim, y, es esto, precisamente esto, lo que João Gilberto nunca ha podido sufrir. Le ha sobrado arte, pero a cambio, le ha faltado esa pulgada, esa cuarta, una poca mayor dimensión que sólo tienen los héroes. Nadie es perfecto. Os invito a mi blog: inalatinbag.blogspot.com Gracias Saludos
Ficción músico-literaria:
Dejemos los aspectos artísticos y ciñamosnos a lo humano. Al fin y al cabo lo humano es lo que prevalece, da origen, y, sustenta a lo artístico. Aquí no hay duda, si el huevo o la gallina.
Siempre me ha resultado irritante la actitud con que JG encaraba el tramo que va desde los bastidores hasta llegar a su sitio en el escenario. Es como si una fuerza mayor le impidiera ocuparlo, y, sólo, mediante un gran esfuerzo, lo consumara. Da la sensación que lo llevaran atado, a rastras, contra su voluntad. (Camina como Jackson para atrás.)
En un principio, esto debe asociarse con un problema de timidez, pues no todo el mundo cuenta con ese plus que le permite en un plis-plas situarse ante un auditorio como si estuviera en el salón de su casa. Pero ésto, que puede pasar, y, hasta cierto punto, sea lógico, no tiene razón de ser cuando uno lleva 60 años en el oficio.
Descartado este argumento y reconociendo que cuando, durante tanto tiempo desempeñas una misma actividad, algo te tendrá que gustar, digo yo, si encima te pagan y lo haces, forzosamente, a regañadientes, como si no hubiera otro remedio, entonces hemos de convenir que existe algo relacionado con una mala leche congénita o, tal vez, vírica.
Llegado a este punto, para explicar ese estado refractario permanente, habría que pensar en cualquier tipo de trauma afectivo, bien por un problema amoroso, mal resuelto, o una desviación del carácter, siendo la más común, la envidia. Es todo lo que se me ocurre, descartado un problema, puntual, de salud.
No me imagino a JG fingiendo retrasos para alarmar al personal, provocandolo, y cobrar, igualmente, sin tener necesidad de realizar su trabajo. Esto si que sería realmente grave.
Al final, los dioses estarán hechos, también, de barro?.
Al final, los dioses estarán hechos, también, de barro?.
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