Para los agoreros que presagiaban el final de este blog, tocado por bajar de categoría hasta el extremo de incluir los trabajos de America, como un último recurso, una tabla de salvación, publico esta nueva entrega confirmando, es verdad, que está hundido.
Si, si, sumergido en la belleza de las cosas simples, pequeñas. En los detalles insignificantes, insinuaciones sólo, en contraposición de las altisonantes y vulgares.
Fruto de la paciencia, en un discurrir del tiempo lento y calmado, sin horas acotadas para nada. En una forma de vida discrecional y libre, exenta de la esclavitud y la servidumbre de los relojes. Aún siendo, estos, de marca.
Portadoras de una verdad desnuda y cercana, sin estridencias ni falsas complacencias. (No va de letras, va de ciencias.)
Preñadas de sonidos limpios, casi vírgenes. Ecos lejanos, esmerilados, reparadores, evocando lugares recónditos donde reina la paz y la tranquilidad.
Y así, estaría hasta mañana.
Este es para mí el album crucial de este grupo. Por ser el segundo. Podría ser que en el primero hubieran sonado la flauta y las guitarras por casualidad, pero en este posterior, el éxito acaecería, también, por una cuestión de suerte? Resultaría tan fácil, cumplir las expectativas creadas con el bombazo inicial?
No se pierdan la próxima entrega, donde estos y otros interrogantes, serán despejados.
Saturn Nights
To Each His Own
Only In Your Heart
Till The Sun Comes Up Again
Ventura Highway
Moon Song
Cornwall Blank
Siguiendo la costumbre iniciada en el post anterior, ahí va la respuesta al comentario que, todavía, no has dejado:
ResponderEliminarÉramos más jovenes y felices y me da rabia comprobar como hasta Bunnell, nuestro Bunnell también acusa los estragos y tragos del tiempo.
Ole, ole y olé. Abrazos partíos.
Si si pero quien tuvo retuvo. En todas las casas debería, como mínimo, haber un tornavís, unas cerillas y un cd de America. (Charles Bielsa, Asociación Americana de Protección del Hogar, 1989)
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