Mientras el televisor siga reinando, poderoso, en el centro del salón en lugar de acabar en un cash & converter, aunque no quieras, acabas enganchado. Te distraes, bajas la guardia y zas!
Esta vez ha sido por culpa de ¿Que hecho yo para visionar esto?
Me sorprende comprobar lo mal que envejece el cine de Amedrovar. (Esta concretamente). Ya se que esto da igual, cuando ostentas un apellido como nombre.
Pero entonces, el prodigio de nuestro niño tenía un recorrido corto, efímero y como el pan, un peso erróneo/falso.
Reconozcamos los méritos del oscarizado manchego universal. Es un cartelista extraordinario, un publicista innovador, un creativo provocador, conoce su oficio, elige muy bien a los actores, entiende de música, es original, sus guiones son propios....
Sucederá que el paso del tiempo es inexorable para los yogurs y para todo lo demás. De ahí que nada esté exento de sus efectos demoledores.
Por tanto, la película resulta muy antigua para su edad. Como rescatada y coloreada. Rancia y vulgar. Las imágenes cutres. Los personajes de una marginalidad enfermiza, baratera y paleta.
Completando un ejercicio de actrices, donde los guiños a la modernidad han perdido toda su efectividad, y se muestran, fallidos, como si nunca hubieran gozado de frescura.
En conjunto, nos acerca a un cine amateur, garbancero, entre amigos, a medio camino del cómic y el retrato social pero muy cerca del formato televisivo del sketh.
Cuanto lo siento, menuda decepción. Repaso para chequearme Eligeme de Rudolph, y comparar entre iguales.
Respiro aliviado, mi visión agria/pesimista no sería imputable a los efectos perniciosos de llevar un régimen sexual deficitario.
En todo caso, lo verdaderamente meritorio en Pedro fue abandonar telefónica, no para pasarse a vodafone, sino renunciando a un trabajo con sueldo vitalicio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario