Steve Allen fue un guaseras. Además de un serio pianista que se tomaba todo en broma. Hijo de comediantes había adoptado ir por la vida, a pesar de su semblante hosco y físico recto, de la mejor manera posible.
Presentador de tv, inquieto maestro de ceremonias, suficientemente preparado, se codeó (me encanta esta expresión: codearse) con la flor y nata del jazz. Tiene una amplia discografía, a lo que se ve, pero les acerco esta joyita que demuestra lo empollón que era, pues fue capaz de componer todos estos temas, él solo.
Para desarrollarlos tomó el camino más directo: hacerse acompañar por los hombres de la Bossa Nova del momento, con uno de la tierra: Laurindo Almeida, en la cresta de la ola; Bud Shank compañero del anterior en tantos exitosos trabajos; Jim Pisano (g), Jim Hughart (b), Mike Melvoin (o), Bill Goodwing (d), y José Soares, en la percusión, completan el excelente cartel, junto con el piano de Allen.
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