martes, 29 de diciembre de 2020

La lista definitiva que ninguna falta hacía y, por tanto, nadie esperaba, entre otras amenas consideraciones como veremos a continuación



Hacer una lista de reproducción como ésta, es fácil. Y barato. Se trata simplemente de recolectar canciones hasta completarla en la totalidad del número deseado. E inversamente a una lista de la compra, donde es frecuente olvidar algún artículo anotado, aquí se cuelan algunos temas que inesperadamente se incluyen sin saber cómo. O sin tener porqué.
Es decir, unas composiciones estiran de otras en una solidaridad musical no calculada y poco estudiada.


En todo caso, este divertimento, refleja una manera de ser o como mínimo, obedece a un determinado estado de ánimo. O lo explica. Lo revela. Somos lo que comemos, naturalmente, pero también lo que escuchamos.
Si se persigue tener cierto éxito, se recomienda empezar con un titulo conocido, que pegue,  (My Sweet Lord, por ejemplo), con un triple de quiniela, asegurar el tanto, para no cosechar un rechazo inicial, difícil de enderezar. Aquí la primera impresión también cuenta. Mucho. 
Y después, lo ideal es que se sucedan, se reproduzcan, enlazadas, entrelazadas, siguiendo una monótona sonoridad. Sin altibajos. Como un plácido viaje en tren, y, no, como una alocada experiencia de montaña rusa.


Alternadas unas con otras, encadenadas, en una selección variopinta y diversa que resulte interesante para el mayor número de paladares. 
Aquí, antiguos clásicos, renovados o no (Begin The Beguine / Cheek to Cheek), manteniendo su esencia, se acomodan entre versiones más arriesgadas (Light My Fire) o temas minoritarios de calidad. Como, Chez Moi, (Venez Donc Chez Moi) que siempre aparece, aquí dos veces; Un Desafinado, tanto da,  o un Corcovado (interpretado, esta vez, por los Picapedreros del Ritmo, jaja) 


O rarezas como La java des bombes atomiques o Canto a la Selva, o una  de las primeras orquestaciones de Claus Ogerman para Edelhagen: Conceiçâo. O Solitude de Horst Wende que despierta un optimismo descomunal. Un par de Sambas una con una nota (Harnel)  y otra con dos (Bonfá) completan el extenso capitulo dedicado a la Bossa Nova, tan necesaria, casi imprescindible, por otro lado.
Un "Me voy p'al pueblo" que en francés titulan, Quand Elle Danse ... y ya estamos en las cuarenta.


Llegado a este punto todo es más sencillo. Es pan integral comido. Cuesta abajo. Ya tenemos la base, los cimientos donde se asienta, consistentemente, nuestra play list. Ahora queda rematar la faena, que se decía antes. Y el postre, como broche final y cierre.

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