sábado, 16 de mayo de 2015

Basra libre con Pete On The Rocks



La lectura de la crónica destacaba como argumento definitivo avalando su éxito, el hecho de tener repartidos por el mundo 65 millones de discos, y este Tal cantante, (Nº 1 en Turquía) amenazaba, después de algunos años de silencio, con publicar, en breve, un nuevo trabajo siguiendo la estela y el tirón de su nombre, añadidos a una laureada carrera a la espalda.

Y a mi, me perece bien. Pero no es suficiente. Aún valorando el mérito que supone vender discos por containers no me acredita la categoría de un interprete y menos condiciona la necesidad de que me guste. La imbecilidad es contagiosa y no conoce fronteras. Para saber si un cantante tiene recorrido hay que esperar al final, cuando acaba, en un balance general y definitivo. Así lo juzgue la historia.


Sucede igual con las canciones: hay que darles un margen, un periodo de gracia, de 50 años. Es una prueba del nueve largo: si pasado este tiempo siguen emocionando la cosa funciona. Este es el caso de Lazy Afternoon  de Latouche & Moross en esta portada de sardinas en busca de una envasadora de manos expertas que las coloque, capituladas,  como personas ocupando un vagón de metro en hora punta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario