miércoles, 31 de julio de 2013

LOUIS ARMSTRONG - I've got the world on a string


Me propongo hacer famoso a Louis Armstrong. No rian, no. Miren como cogí a Cal Tjader y vean hasta donde lo he encumbrado. 
Quería confesar mi intención de divulgar la parte menos comercial de la carrera de este genio y, por tanto, la más valiosa. Lejos de sus clásicos, de su odiosa Hello Dolly, no, la oveja, no, la otra; más allá de su misión de despertador con Good Morning Vietnam, de sus conocidos blues con o sin orquesta en sepia.
Estas viejas glorias, dicho cariñosamente, tienen una obra tan fecunda, extensa y dilatada en el tiempo, difícil de catalogar y evaluar. Si no eres un especialista o decides cursar un master sobre el personaje te quedas con lo superficial y conformas un retrato confuso e incompleto. Por otro lado su enorme fama trasciende a su obra y no se sabe, finalmente, si es bueno porque es famoso o al contrario. 

Trataré de aportar material para justificar porque es tan admirado y que hizo para merecerlo. Como lo consiguió. Para empezar nada mejor que este trabajo arreglado y dirigido por Russell García.


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