viernes, 9 de agosto de 2013

Gary McFarland / Gábor Szabó - Simpático








Una de las colaboraciones de Gary McFarland con Gabor Szabo, ambos en el papel estelar, pues ya habían colaborado en The In Sound del primero y, se trata, como apreciarán y he leído por ahí, de una revisión a canciones más o menos populares, versionándolas a su estilo, mitad jazz y mitad latin.

Canciones:
The WordNature Boy, Norwegian Wood, Hey Here's A Heart, Cool Water, Ups And Downs
Yamaha Mama, You Will Pay, Sping Song, She's A Cruiser, Simpático.

Músicos:
Gary McFarland, vibrafone; Gabor Szabo, Sam Brown, guitar; Bob Cranshaw, Richard Davis, bass; Joe Cocuzzo, drums; Barry Rodgers, Tommy López, latin percussion



Este comentario/reflexión se lo pueden saltar.
Crisis? What Crisis?
Una de las razones por la que, rápidamente, detectas que hay crisis económica es porque tu dinero particular no alcanza, -no hace falta que lo pregonen los gurús de la economía-, y, cada vez te permite adquirir menos productos por una misma cantidad determinada, o, si repostas, notas que haces, igualmente, menos kilómetros por un número concreto de litros o su equivalente en moneda, o, las estrecheces de final de mes se van acercando, peligrosamente, hacia su comienzo, empiezan antes.
Es decir, porque vas mal, lo notas y lo padeces.

Luego existen diversos factores externos o indicativos que lo confirman. Uno de ellos, fidedigno, es la proliferación, cuando van mal dadas, por todas partes, de pequeños negocios de todo pelaje, especializados en la compra de oro. De repente, comprar oro es el negocio nacional. Tiene sentido. Cuando la situación es de bonanza y se maneja, el personal adquiere joyas pues para eso "se lo puede permitir", y, ante unas circunstancias adversas, de penuria,  pues, tira de ellas, para superar el mal trago.

Si esta teoría es cierta, y, a tenor de la cantidad de tiendas dedicadas a recuperar el oro que algún día nos vendieron, debemos estar muy mal, pues en cada esquina hay dos, por lo menos.

(Imaginativo que soy, no puedo sustraerme a pensar en la estampa, en la semi oscuridad de un cuarto, de alguien revolviendo, nerviosamente, seleccionando aquello que exento de un lazo sentimental o no, pueda ser apto para desprenderse de ello y venderlo, sin que se te remueva el estómago, o, se te parta el corazón.)

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