domingo, 10 de enero de 2016

El trabajo de investigador privado no se subcontrata (parte III)



El porqué de un nombre, -como descubrir la gracia en los chistes chorras-, es trabajo estéril, pues junto a los deudos, la facultad de elegirlos es ajena a nuestra jurisdicción, antes al contrario, éste es consecuencia directa de aquellos, y, encabezado mi DNI por Manuel Encinas, opto, desde ya, por su diminutivo, Lolo, más práctico y comercial para la brega, y en cuanto a mi apellido, lo abrazo en su corporeidad arbórea, pues los apelativos referidos a cosas, oficios o procedencias, los prefiero a esos otros mucho más vulgares por corrientes, que, indefectiblemente, rematan, en una inequívoca concesión al signo del zorro, su final con una Z. 

Careciendo de piscina a la manera de Paco Umbral, adonde ahogar las novedades editoriales fallidas, ni chimenea, al nuevo uso, me resultará imposible repetir la dolorosa imagen de quema de libros, en ese acostumbrado homenaje que su elección, con su sacrificio en las brasas, supone, pero, en su lugar, salpicaré, las aventuras que se produzcan con la pública reprobación a CD's de música sesentera, condenándolos a poblar el techo de mi terraza de un hilo de seda, componiendo un ambiente distendido, y, de paso, una forma disuasoria, para las palomas, y su ingrata presencia,

En cuanto a mi origen, difiere del vazquezmontalbiano personaje, y, ni tan siquiera coincide con él, en remota ascendencia, liberando a Galicia, por mi parte, de la pesada carga de producir, desde tiempos inmemoriales, ingentes cantidades de gallegos para exportar a América latina e inundar Catalunya, reservando un cupo previsor, como retén, en las cuatro provincias productoras.

Pero permiteme, aunque no conserves los 15 puntos en tu carnet de conducir, que insista.
Quizás no haya quedado suficientemente claro que nuestra injusta sociedad a medida que avanza por su desarrollo, evoluciona, pareja, en el vicio, generando, a su vez, un componente de parásitos, y, de zánganas, locas por beneficiarse a un detective privado.
Antes, disfrutaron la gloria de su momentazo, los mozos de estoque, con sus jefes, los cabeza de cartel; más tarde los cantantes hasta la moda de salir del armario, para a continuación ceder su sitio a una remesa de futbolistas ye-yes.(A los pilotos automovilísticos, la jai, les viene de serie, con el coche y el casco).
Cada época, por tanto, en una Falla continua y perversa, crea y destruye, impiadosa, a sus propios ídolos, pero los detectives, son un valor seguro: permanecen permanentemente perennes.

Además, estas casquivanas, conforman para su corta edad, un tren de largo recorrido sexual que les sobrepasa, donde la postura del misionero, por su venialidad, les hastía tanto como un film de Walt Disney, y, la necesidad de ampliar su catálogo de sensaciones fuertes, "in crescendo", conecta, necesariamente, con gente a la que se le supone un código de conducta diferente, facilitado por una cierta leyenda junto con su conocido lado canalla, que, acrecienta, y, dispara, exponencialmente, sus instintos y morbo, como, por ejemplo, practicar juegos eróticos con dos armas a la vez, la propia y la reglamentaria.

Seguirá...?

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