domingo, 15 de marzo de 2015

LOS DOMADORES DE DIARIOS, O, LA NOTICIA DE UN DECLIVE ANUNCIADO



Ahora no se venden periódicos. Siguen permitidos pero no hay compradores. Lectores, si, aún quedan. De todos modos, se ha perdido el hábito de pasar por el kiosco, a tomar contacto con la realidad, vista a través de la adscripción ideológica de la cabecera que mejor nos representa/interpreta.

Las noticias viajan con demasiada velocidad dejando a los ejemplares del día, fácilmente, anticuados/desfasados, por la existencia de infinidad de medios que operan con mayor inmediatez y cercanía.

Su ámbito de lectura se reduce a cafeterías donde mantienen el buen gusto y la tradición de ofrecer a sus clientes este servicio a la manera que a través de la consumición se pueda usar, también, el lavabo.

Aquí viene el problema. El disfrute de la lectura del periódico se encalla pues al caer en manos de desocupados su posesión se alarga, eterniza, y como domadores de diarios o correctores en busca de un gazapo, dificultan su rotación y acceso. Ejercen el sagrado derecho de turno mucho más efectivo que la aplicación de cualquier ley.

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