martes, 21 de abril de 2015

Un Stan Getz más ancho que largo


When The Sun Comes Out

Les presento a nuestros vecinos. 
Como suele ser habitual, sólo el entresuelo y el principal desarrollan actividad comercial / mercantil, (a más altura, menos público accede ). 
El resto permanece ocupado por los escasos integrantes que van quedando, obstinadamente,  de familias de toda la vida
Una escuela de peluquería practica la enseñanza, y, la gratuidad, en la primera planta (las aprendizas no cobran por sus servicios a cambio de su aprendidaje), y, justo enfrente, al otro lado del ascensor, unas personas, de esas, "que tú, nunca lo dirías", atienden, con toda la discreción y reserva, el terminal de una linea erótica / caliente.

(En algún sitio habrían de ubicarse para cumplir esa función social. No se que sucedería con la cantidad de paranoicos que pululan si además fueran salidos. Sorry).

Son gente normal como tu, o, como yo, pero claro, tienen que aguantar lo que no está escrito. Es un trabajo, si se le puede llamar así, muy desagradable por su parte, pues, como es fácilmente entendible, aunque, sean eje fundamental del proceso, y, el alma viva del negocio, no participan para nada de lo que allí se cuece. Ya me dirás! Es muy fuerte! 
Al principio, les produce ansiedad y trastornos. 

Me confesaba, tomando café, una telefonista veterana que me conoce y, sabe, que ambos compartimos oficios degradantes, que ella, hasta que no llega a su casa, se ducha, y se cambia de ropa de arriba abajo, no se libera de la contaminación estática que le produce estar al teléfono. 

Suerte que el cuerpo genera autodefensas, y, con el paso del tiempo, mientras atienden las solicitudes más vergonzantes de su interlocutor / cliente, lo simultanean con alguna otra distracción paralela. 
Hay quien aprovecha para estudiar, simplemente leer, o pintarse las uñas; aunque ella, prefiera, evadirse, haciendo punto. Le  quedan unos jerseys tristes, apagados, insulsos, con un aire indisimulable de melancolía.
Fulgen

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