Se trata, como su propio título indica, de un viajero lejano, amante del más riguroso orden y la más proverbial disciplina,que habiendo programado, con antelación, unas vacaciones en compañía de su gentil esposa, quien, sufriera, a pocos días de la partida, un percance
doméstico, sin mayor importancia, pero que los facultativos, y, el sentido común, desaconsejaran realizarlo.
doméstico, sin mayor importancia, pero que los facultativos, y, el sentido común, desaconsejaran realizarlo.
Estando todo listo, y, como al marido le hiciera mucha ilusión, deciden, de común acuerdo, siendo un tour organizado, en manada, que lo disfrute solo, total.
Llega aquí, rápidamente se ambienta, descubre los beneficios del jamón de bellota, se familiariza con el fino y las gachis, y a la hora de volver dice que no se va, que no regresa. Que se queda.
La mujer apenada, presiona al cabecilla del grupo hasta que vuelven sin el; después, a través del Consulado, procura reconvenirlo, pero la burocracia es lenta; lo intenta mediante las Fuerzas de Seguridad, con tan mala suerte, que, en esas fechas, se juegan los partidos decisivos de la Champions, y no se puede atender a todo, y ella, desesperada, a las malas, le cierra el grifo, como medida de presión, anunlándole las tarjetas de crédito en origen.
El, que es un figura, descubre la martingala para detectar cuando las tragaperras están preñadas, y, con ese sistema, va tirando.
Ella, sin muchas salidas ya, es cuando contacta con nosotros vía Internet para que consigamos su retorno, por cualquier conducto, a cualquier precio. Preferiblemente vivo.(Perdón esto se está alargando mucho y no quiero ser pesado. Sigue a continuación.)
Fulgen.
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