Al declarar nuestra normal actividad he omitido, deliberadamente, el apartado de Varios, para comentarlo como merece. En toda su extensión. Es pequeño pero lo engloba todo.
Resumiendo, es donde ganamos el dinero. Ahí van a parar todos los encargos que, por su naturaleza, sin ser totalmente ilegales, les falta el canto de un euro. Son en sí mismos asquerosos, y, por tanto, inconfesables. O al revés.
Frente a la negociación de exclusivas de folleteo, desnudos para revistas y "pillaos" voluntarios, nos movemos, como contrapartida, entre escuchas, extorsiones, mentiras, venganzas y chantajes. Es la cara sórdida de la sociedad.
Pero lo bueno que tienen estos servicios es que no están tarifaos. Su precio es libre, discrecional, y cuanto más alto, los convierte en más arriesgaos y valiosos. Es su garantía de efectividad. La gente tiene asociado lo caro con lo bueno. Consecuentemente, aunque quisieras, no puedes trabajar barato. De todas maneras, cuando estás en apuros no se presta regatear.
Ahora, hay una campaña desatada para sacar autónomos/emprendedores de debajo de las piedras, pero, a nadie se le ocurre advertir que si te ciñes a la legalidad, con los márgenes, éticamente establecidos, cumples religiosamente con los impuestos, y, pagas a todo quisqui, es que no vas a ningún lao. Con los porcentajes decentes, te da para cubrir gastos, y nada más.
El dinero se amasa especulando, robando. Es lo que digo yo, tu no puedes beber agua cuando tienes ganas de mear.
Fulgen.
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