Esto, dicho así, puede sonar muy gordo, pero es una oficinita, sin glamour cinematográfico, en un principal, donde la mayoría del trabajo que nos entra es pura burocracia: pruebas de infidelidad para rebajar la pensión, justificación de despidos procedentes, con el noble y humano fin de abonar lo mínimo, y, cobro, infructuoso, a morosos resabiados, que saben latín para no aflojar.
Nuestra función consiste, aunque no se acepte como prueba pericial, judicialmente hablando, en certificar lo que nuestro cliente desea, aunque solo sirva como medida de presión a la hora de negociar. Somos los "forenses" que dictaminamos, como una relación sentimental, o, laboral, ha muerto. Y damos fe.
Ahora con la crisis, las necesidades cambian, y nos demandan para dar palizas (físicas) y abundan los casos de gente desesperada que se auto lesiona o finge/provoca falsos accidentes para cobrar una indemnización. Esto lo derivamos, directamente.
Fulgen.
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