domingo, 12 de abril de 2015

UNA DOSIS SUAVE QUE NO LA VAIS NI A NOTAR


Sunny

Hablemos de música. Al fin y al cabo es lo que nos mueve. (Ha sido una coincidencia). 

Hubo un tiempo, me supongo, que en las escuelas de música, ya desde el parvulario, a los niños se les inició en esta extra actividad, empezando a descubrir los acordes con la canción Sunny de Bobby Hebb.

Resultado: surgió toda una legión/generación de músicos de todos los pelajes, de todas las latitudes, de todos los estupe-fehacientes, que a la que te descuidabas, te la encasquetaban. 
Gente seria, por otro lado, pero con esta desviación de inicio. Es su pecado original. Y así estamos. 

El día que se puso de moda, metieron la partitura en los temarios, aprendías, practicabas, te examinabas con ella, y, al final, formaba parte de tu vida. Iva en tu DNI y en tu ADN. Y eso se transmite. La sociedad lo absorbe por mimetismo, y, hasta los carteros, llamen una o dos veces, la van silbando, ignorantes del tremendo daño que causan. 

Yo no puedo resistirme, e  ir en contra de la fuerza internacional para la conservación y propagación de Sunny, pero al menos os pongo una dosis suave. Tranquilos, que no lo vais a notar.
Fulgen.

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